martes, 30 de diciembre de 2008

Sin encontrarme en tus palabras

Nunca voy a volver a encontrarme en tus palabras.
Cuando todo esta perfecto, cuando no queda mas por crear que continuar con la estabilidad y el romanticismo apasible, debemos buscar, casi siempre en el pasado, algo que nos recuerde que algún día estuvimos muy vivos, que algún día sentimos mil mariposas en el estomago que no se podían contener, que algún día nos desperabamos ilusionados preguntandonos qué sucederá.
Ahora yo me refugio en eso para recordar como era la época de ilusión y me remonto a mil y un momentos que han hecho mágica mi existencia; y aunque tu presencia fue breve en mi camino, la huella de ilusión que quedó fue muy profunda.
Me siento a recordar como tus palabras podían llenar el espacio y recuerdo:
Cuando buscaba un mitigante al dolor que produce una muerte, llegue al sitio por excelencia conocido para calmar las tribulaciones, no se que tan creyente era yo en ese momento, pero necesitaba sacarme del alma el dolor.
Por tu parte, habías cedido a una petición y caimos en el mismo lugar, vaya, si alguien me hubiera dicho que ese sitio era para gente considerablemente mas joven que yo ni siquiera me hubiera aparecido.
Mientras trataba de concentrarme en otra cosa que no fueran temas banales oí tu voz al ritmo de las cuerdas de la guitarra y me sorprendí.
Pasó un día para poder participar en las actividades de grupo y te vi: tu figura delgada y el poco cabello me hicieron creer qeu eras el único de mi edad, por tu cabeza no se que pasó pero me buscabas con la misma crueldad misteriosa con que lo hacia yo.
Un viaje a Guanajuato nos cambio por completo, habían pasado varios días desde la vez que nos conocimos y además ibamos acompañados por nuestros respectivos chaperones, que supieron mantenerse en cierta distancia casi como para convertirse mas bien en un par de ángeles testigos.
Lo que mas recuerdo de ese viaje no son los pasos que aprendimos a bailar en alguna casa dispuesta como bar, tampoco la habitación que cobija a 4 pequeñas camas y una chimenea apagada, tampoco la cúpula de la catedral que se alzaba frente a nuestra ventana, mucho menos la gente que conocimos y nos mostraba la Universidad del lugar; lo que mas recuerdo son tus ojos, el movimiento de tu garganta mientras entonabas una canción, tu mirada mientras interpretabas Luz de Día, el primer beso bajo un farol que iluminaba la banca mojada en la que decidimos sentarnos después de la lluvia, la noche que visitamos el callejón mas famoso del lugar por su trágica historia de amor.
Ahora tengo un Cd que evoca canciones relacionadas a lo que sentimos en ese momento, acompañada de una carta verde en la que expresas el motivo de haber grabado cada canción, lleno de romanticismo clásico, de las mariposas en el estomago y de la ilusión de compartir un momento, por breve que fuera.
Ahora todo en mi vida es estable sin llegar a ser aburrido, simplemente es estable y la ilusión es diferente, pero me queda el recuerdo de ese mes lleno de emociones juveniles, de pasión temerosa, de platicas interminables y de haber sido la única persona con la que compartí y entendió mi mas grande pasión ahora perdida: Escribir, creo que en eso basaba la ilusión que me produjo esa relación, y ahora se que debido al tiempo, a la edad, al rumbo qeu han tomado nuestras vidas jamás voy a volver a encontrarme en tus palabras.

1 comentario:

Carmen López Iglesias dijo...

Vengo exclusivamente a dejarte este abrazo que llegó a uno de mis blogs http://victimasdemocracia.blogspot.com/2009/01/un-gran-abrazo-de-gratitud-esta-mujer.html
Obra con él como quisieres.
En la entrada de la que te dejo el enlace sabrás en qué consiste el regalo de este abrazo.
A ver si ello te representa un pequeño empuje para continuar.