Hace un par de meses alguién me preguntó "¿a cuantos chicos has besado?" Mi primera reacción fue reirme mientras mi mente me traicionaba haciendome llegar un torbellino de imagenes en orden cronológico, luego por nivel de imporancia, luego por nivel de gusto, luego, de disgusto y así hasta que contesté "no se", y me quedé pensandolo por mucho tiempo mas.
Poco tiempo después la pregunta seguia en mi cabeza y mientras esperaba que una amiga pasara por mi para ir a una reunión, tome un papel y me puse a hacer una lista y en cada nombre que escribia me encontre con una historia fascinante.
Mi primer beso llegó mas tarde que para el resto de mis amigas y he de admitir que fue simplemente curiosidad, menos mal que esa curisidad la sacié con el el niño mas guapo de la secundaria: un flaquito de 1.80, rubio de intensos ojos verdes con quien toda la escuela sabia desde hacia unos meses que era mi novio y al menos la mitad de la escuela hubiera preferido estar en mi lugar (creo que no pasó mucho tiempo para que eso ocurriera). Llegó un día luego del descanso mientras yo estaba sentada en las escaleras del edificio principal de la escuela con mis amigas, en cuanto lo vieron llegar cada una buscó una excusa para irse, luego él insistió que ya era el momento de darnos un beso... Obvio contesté que si con las manos temblando, el corazón en el estómago, las piernas agradeciendo que me encontrara sentada y la cabeza ¿alguién sabe donde estaba mi cabeza? creo que flotando muy por encima mio.
Él se me acercó ¡y me dio un beso! No había terminado cuando salí corriendo, a punto de vomitar, era la cosa mas asquerosa que me habia ocurrido hasta ese momento, la sensación babosa de un externo, mi sabor ya no era mio, solo quería sacarlo de mi boca a como diera lugar y luego enjuagarme la boca hasta que sonara la campana que indicaba el fin del recreo; la tranquilidad volvió a mi una vez que me encontré en mi banca, dentro de mi salón de clases, sin ningún niño mi alrededor y con la pacifica certeza de que ese rubio no sería mas mi novio. Varios años después me lo encontré estudiando en la misma escuela que le sucedió a aquella secundaria y aunque con gran dificultad, lo saludaba brevemente cuando me lo topaba en algún pasillo.
Pasó cerca de medio año cuando volví a salir con un niño (y les he llamado niños porque a esa edad, no tienen ningún otro adjetivo), con quien quise borrar esa mala experiencia, pero sus besos, que por cierto en la materia se presumia como experto, eran mas espantosos que el anterior, 15 años después me atrevo a decir que los suyos, los considero entre los peores 3 besos que me han dado.
Para el primer año de preparatoria recibi mi primer buen beso.
Nunca me consideré una persona guapa, realmente hasta llegó a parecer que me esforzaba por esconderme tras una teleraña de cabello esponjado y blusas extra holgadas, con pantalones acampanados que mas bien parecia que lo acampanado inciciaba en la cintura, pero conforme fui creciendo fui mejorando mi aspecto, ahora creo que esa rebeldía en mi imagen era lo que mas atraía a la gente; y fue por eso que en preparatoria comenzé a salir con el mas codiciado de los galanes: piel bronceada, cabello castaño y ojos verdes casi grises.
Después de él, de su paciencia y galantería, mi persepción de un beso cambió y se convirtió en una de las mas gratas experiencias, a partir de entonces puedo decir con orgullo que de besos esta hecho el mundo. Y vale la pena.
martes, 2 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario